La vida no se siente
pero desean subirse.
Y ahí andaba yo, con mi falda verde
a cuadros como
el suéter sin mangas de mi abuelo y con unos tenis a punto de
comerse el pedal de mi monstruo.
Y ahí andaba yo, delgada, tostada
por el sol y con un flequillo hasta mis azotadores
Y ahí andaba yo y un día ya no
andaba ahí, andaba en mis cortas pero veloces extremidades.
Y ahí andaba yo, de la mano de un
caballero sonriente y
campante que me hacia estallar de felicidad con una
sonrisa que ni en mi rostro cabía.
Y ahí andaba yo y me vi pasar a mi
misma en mi monstruo de dos ruedas,
¡Y ahí andaba yo!
Pero ahora, ya no ando yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario